jueves, 30 de diciembre de 2010

El hombre que parecía dormido.

Una mañana decidí salir con una bolsa de magdalenas mágicas colgadas en mi zurrón, tal era mi optimismo que las ofrecía. No, gracias, me decían…

Y así es como las magdalenas de la felicidad eran rechazadas al igual que mi entusiasmo y mi cariño.

4 comentarios:

  1. Yo te hubiese cogido una magdalena :D

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  2. Quizás lo más importante no es la sensación de impotencia que sientes al dar una magdalena y recibir un "no" o de no tener capacidad para lograr lo que te propones.Si no la pena de que ellos nunca seran felices, puesto que no tienen...la magdalena de la felicidad.

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  3. No te has planteado la hora de salir a ofrecerlas, quizás no es que no las quisieran sino que no era el momento.¡Felicidades por el blog!..desde luego eres una caja de sorpresas..;)

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  4. Yo preferiría que fueran cruasanes. Me pasaré por aquí alguna vez a ver de qué salen las próximas hornadas.
    Hasta otra dibujante.
    miriamm

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