domingo, 23 de enero de 2011

Mis manos al cielo.

Mi cabeza no me deja pensar con claridad.
Quiero dormir, como un niño, sin preocupaciones.
Y a la mañana siguiente sentirme descansado y feliz.
Oler ese café recién hecho y degustarlo con parsimonia ante la ventana con luz del día. Cuando llegue la noche, me gustaría decir: que buen día ha sido hoy. Y meterme en la cama con pijama limpio y sabanas nuevas. Terminando diciendo: buenas noches, hasta mañana.

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